"El hombre es esencialmente un ser de cultura" Con esta frase, el sociólogo Denys Cuchè resume de forma contundente lo que distingue al ser humano del resto de las especies. Hace más de quince millones de años el proceso de hominización condujo al Homo Sapiens Sapiens a convertirse en el último eslabón de un proceso irreversible de regresión de los instintos animales. Para que se entienda, la esencia natural sigue ahí, en cada individuo, pero agazapada detrás las respuestas aprendidas, ensayadas y elaboradas de su contexto sociocultural.
Una estrategia vital en sentido doble. La cultura permite que el hombre se adapte a su entorno, y viceversa: le permite adaptar lo que le rodea a sus necesidades y proyectos. Como animal social, el ser humano ha interactuado con sus pares generando códigos, signos, leyes o tradiciones que le ha ayudado a interpretar la naturaleza y a organizar la realidad. Hoy, ya con el acuerdo científico cerrado sobre la unidad del bagaje genético de la especie —superados quedaron los presupuestos sobre las diferencias biológicas y el concepto de raza—las sociedades, y dentro de ellas los grupos que las componen, definen sus identidades, sus ritos, sus conductas existenciales en términos culturales.
En palabras de Cuchè:
La naturaleza en el hombre está totalmente interpretada por la cultura, con lo cual, no hay nada puramente natural en él; a contracorriente de lo que se suele creer: ni siquiera las funciones humanas que responde a necesidades fisiológicas, como el hambre, el sueño, el deseo sexual, carecen de un formato cultural.
Una estrategia vital en sentido doble. La cultura permite que el hombre se adapte a su entorno, y viceversa: le permite adaptar lo que le rodea a sus necesidades y proyectos. Como animal social, el ser humano ha interactuado con sus pares generando códigos, signos, leyes o tradiciones que le ha ayudado a interpretar la naturaleza y a organizar la realidad. Hoy, ya con el acuerdo científico cerrado sobre la unidad del bagaje genético de la especie —superados quedaron los presupuestos sobre las diferencias biológicas y el concepto de raza—las sociedades, y dentro de ellas los grupos que las componen, definen sus identidades, sus ritos, sus conductas existenciales en términos culturales.
En palabras de Cuchè:
La naturaleza en el hombre está totalmente interpretada por la cultura, con lo cual, no hay nada puramente natural en él; a contracorriente de lo que se suele creer: ni siquiera las funciones humanas que responde a necesidades fisiológicas, como el hambre, el sueño, el deseo sexual, carecen de un formato cultural.
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