China se convierte, tras Japón y los Estados Unidos, en el tercer país del mundo con mayor número de patentes registradas, fruto de un brusco incremento del 33% registrado en el año 2005 (informe de la WIPO). El cuarto país es Corea del Sur, con un incremento del 14.8%. La European Patent Office cae al quinto lugar con un incremento del 4%, y sólo Alemania mantiene un mínimo crecimiento del 1.7%. El Reino Unido o Francia poseen crecimientos negativos del -6.6% y -2.1% respectivamente.
Para China, un clarísimo fruto del programa “Chinese overseas” del que hemos hablado en otras ocasiones: más de un millón de ciudadanos chinos, seleccionados cuidadosamente de entre un inmenso conjunto de candidatos por acción de las leyes de mercado, financiados mediante iniciativas mayoritariamente privadas, que pasan una media de quince años fuera de China (ciclo universitario, master, doctorado, y experiencia en empresa ajena o propia) y que finalmente retornan al gigante asiático, donde contribuyen con su formación a la generación de riqueza. Los participantes en el programa son conocidos popularmente como “hai gui”, un delicioso juego de palabras en chino que quiere decir “tortuga marina” - evocando la lentitud de sus movimientos y el tiempo que tardan en completar el ciclo - pero también “volver a casa”. Además del incentivo de retornar la inversión a las empresas que los esponsorizaron, los emigrantes encuentran muy buenas razones para volver: préstamos sin intereses para la creación de empresas, incentivos fiscales, buenas oportunidades de carrera profesional en empresas chinas o en subsidiarias extranjeras interesadas en el mercado chino, y una consideración social elevada. El propio Ministro de Ciencia y Tecnología, Wan Gang, representa uno de los mejores ejemplos del éxito del programa “Chinese overseas”.
Del simple “Made in China”, del país que fabrica para todo el resto del mundo gracias a sus bajos costes laborales unitarios, al “Designed in China” o “Engineered in China” y a la economía más eficiente de todo el mundo en la tarea de ser capaz de llevar a un mayor porcentaje de su población por encima del umbral de la pobreza. Toda una llamada de alerta para los que todavía se creen los estereotipos.
Para China, un clarísimo fruto del programa “Chinese overseas” del que hemos hablado en otras ocasiones: más de un millón de ciudadanos chinos, seleccionados cuidadosamente de entre un inmenso conjunto de candidatos por acción de las leyes de mercado, financiados mediante iniciativas mayoritariamente privadas, que pasan una media de quince años fuera de China (ciclo universitario, master, doctorado, y experiencia en empresa ajena o propia) y que finalmente retornan al gigante asiático, donde contribuyen con su formación a la generación de riqueza. Los participantes en el programa son conocidos popularmente como “hai gui”, un delicioso juego de palabras en chino que quiere decir “tortuga marina” - evocando la lentitud de sus movimientos y el tiempo que tardan en completar el ciclo - pero también “volver a casa”. Además del incentivo de retornar la inversión a las empresas que los esponsorizaron, los emigrantes encuentran muy buenas razones para volver: préstamos sin intereses para la creación de empresas, incentivos fiscales, buenas oportunidades de carrera profesional en empresas chinas o en subsidiarias extranjeras interesadas en el mercado chino, y una consideración social elevada. El propio Ministro de Ciencia y Tecnología, Wan Gang, representa uno de los mejores ejemplos del éxito del programa “Chinese overseas”.
Del simple “Made in China”, del país que fabrica para todo el resto del mundo gracias a sus bajos costes laborales unitarios, al “Designed in China” o “Engineered in China” y a la economía más eficiente de todo el mundo en la tarea de ser capaz de llevar a un mayor porcentaje de su población por encima del umbral de la pobreza. Toda una llamada de alerta para los que todavía se creen los estereotipos.
afano: El blog de Enrique Dans
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